Cartas para mamá y papá
Carta a papá
Pero, ¿sabes? hoy en medio de la noche me desperté pensando en ti, recordando mi bonita niñez. En verdad te tenía en un pedestal. No recuerdo mucho a mamá, tengo vagos recuerdos de ella, aunque sé que los dos estuvieron presentes, es de ti de quien tengo mis mas bonitas memorias.
Me impulsabas a llevar mi imaginación más allá de los limites y hoy te lo agradezco. Recuerdo cuando de un simple restaurante con una bonita estructura, me hacías historias fantásticas de todo lo que ocurría ahí. Te debo confesar que fue una gran decepción cuando me enteré que aquel hermoso castillo, solo era un restaurante y no el palacio de Jazmín en donde vivía su historia de “felices para siempre” con su amado Aladdín.
Recuerdo que me hacías sentir una “niña grande” sólo por utilizar una peineta diferente, más grande para poder agarrar todo mi cabello de una vez, debido a que mi cabello crecía sin parar. Para ser un hijo con cinco hermanos, sabías peinar muy bien.
Recuerdo también el día en que desperté y no te vi. No sé como es posible que tenga esa memoria en mi mente si tenia menos de 3 años, como tu tampoco explicas como es que pude alcanzar mi ropa y salir corriendo a la calle en tu búsqueda. No sé si sabia hablar, pero recuerdo gritarte por tu nombre y preguntarle a la gente por ti... O al menos eso creo que hacia.
Lo más significativo de nuestra relación es la película del Rey León. Es un vinculo especial que solo nosotros entendemos, dices que de niña te hacía verla y repetir cada dialogo conmigo.
Vaya que fuiste un padre bueno, y debo confesar que, a pesar de que amé a mi hermano, los celos que le tenia por no tener más tu atención me hacían quererlo fuera de nuestro mundo, que el se quedara con mi mamá y yo contigo.
Pero con el tiempo, no fue el la causa. Fuimos nosotros ¿por qué nos alejamos tanto, papá?.
A pesar de que nuestros gustos e intereses no son los mismos, sé que sabes escuchar cuando tengo algo que contar, y debes saber que es un placer para mi cuando acudes a mi en búsqueda de una conversación. Pero esto solo ocurría en los escasos minutos en los que nos veíamos por día.
Te preguntarás, ¿por qué te digo todo esto? Sé que a ti tu familia no te inculco a decir las palabras más bonitas y las más difíciles: “lo siento” y “te amo”. Así mismo, tu tampoco me lo inculcaste a mi, no recuerdo haber escuchado esas palabras de niña, pero no quiero que eso se quede por siempre en nuestras vidas, es más fácil escribirlo que decirlo, pero espero que con el tiempo las cosas cambien y sea algo normal para nosotros.
Debes saber que te amo, te lo digo hoy que estamos plenos de salud, te lo digo hoy porque porque me nace y no porque es el ultimo recurso que me queda, te lo digo hoy que aun tenemos tiempo de cambiar y mejorar nuestra relación, de decirnos te amo sin pena, de decir lo siento cuando sea adecuado, dejando atrás el orgullo.
Te lo digo porque nunca es tarde para cambiar, y aun estamos a tiempo, papá.
Espero que podamos pasar más que unos cuantos minutos algunos días, aun sigues siendo genial y tu siempre serás mi más grande héroe.
Espero que podamos pasar más que unos cuantos minutos algunos días, aun sigues siendo genial y tu siempre serás mi más grande héroe.
Te ama, tu hija.
Carta a una madre
Madre,
hay una sola...
Esta
frase tan común, tiene mayor significado e importancia que el uso que le damos...
Y
es que madre, tu eres única en tu especie, nadie como tu para saber
lo que hace feliz a mi corazón y lo que quebranta mi alma, nadie
como tu para cobijar mis sueños cada noche y alentarlos a la mañana.
No hay nada más puro, que el amor de una mamá...
Y
es que, madre, tal vez creerás que me pesan tus gentiles
gestos de protección, tu constante atención, tu imposición y tu
desaprobación. Pero un hijo sabe en el fondo que el amor que te
ofrece la mujer que lo llevó en su vientre es...incondicional e
inalcanzable. La inmensa gratitud que te tengo, la llevo en cada paso
que doy, en cada decisión tomada y en cada objetivo cumplido.
Madre,
tu que eres mi guía, me llevaste al mundo desconocido, me mostraste
sus misterios y me hiciste curioso, me diste amor, me enseñaste a
amar, me hiciste llorar, me hiciste reír, me hiciste mirar, me
hiciste soñar...
Me
hiciste, vivir. Tú eres la responsable de haberme traído al mundo,
pero no creerás que te apunto con motivo de culpa, no madre, mi
intención no es acusarte, mi intención es agradecerte.
Nueve meses
me cargaste en tu vientre, nueve meses formando un vínculo
irrompible, nueve meses alimentándome a través de ti, nueve meses
dando todo de ti, para darme una parte de tu vida. Nueve meses
bastaron, pero será toda una vida para amarnos sin pausas ni
medidas, sin tiempos ni desdichas, sin culpa ni pena.
Gracias a ti,
puedo ver las estrellas en el cielo. ¡Gracias mamá! Sin ti, no
tendría la oportunidad de despertar cada día. Tus lagrimas de
alegría es el elixir de mi vida, es la muestra fiel de que me amas.