PoesÃa es
PoesÃa es... aquel amor de verano.
PoesÃa es... esa sonrisa en tu cara.
PoesÃa es... tu cuerpo desnudo al viento.
PoesÃa es... amanecer a tu lado.
PoesÃa es... un abrazo milagroso.
PoesÃa es... darle latido a las letras.
PoesÃa es... tu cabeza sobre mi hombro.
PoesÃa es... tu nombre cuando te nombro.
José Moyano
Amor entre brisa de otoño,
que hiela mi cara y tu cara,
amor entre sombra y sollozos,
que ve nacer la alborada.
Los grandes versos de amor
La poesÃa es a la vida lo que la luz de la
luna al anochecer, sanará cuantos daños hayamos podido tener y nuevamente una
oportunidad más nos ofrecerá en nuestra mano poseer. Podemos cogerla, podemos
rechazarla, pero siempre sabremos que ahà estará para goce de nuestro alma; y
quien lo sabe, pero quizá tarde o temprano, de haber aceptado, un nuevo
amanecer nos guiará por los vericuetos de la vida que dan fin en el capazo del
girasol, que también despertó y pudo ya florecer.
A fin cuentas, queridos amigos, la vida con un
alma junto con el que florecer y marchitarse, una media naranja en la que poder
apoyarse sin recaer en un nuevo y sombrÃo alborear, y un caluroso susurro al
oÃdo que haga que los pétalos se tambaleen cada vez que el sol y la esperanza
rozan en ellos, es motivo para vivir y descansar.
Para no poder olvidarlo vamos a repasar en
esta ocasión una serie de composiciones que nos hablan sobre la ciencia de la
vida, del amor y la pasión dictadas por parte de algunos de los autores más
célebres y carismáticos de la historia de la literatura.
Podrá
nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá!
Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mà podrá apagarse
la llama de tu amor.
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá!
Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mà podrá apagarse
la llama de tu amor.
Quien nos dejó para la posteridad estas sabias
palabras no fue otro que el gran Gustavo Adolfo Bécquer; poeta,
narrador, escritor e ilustre español del Romanticismo que a pesar de haber sucumbido
prematuramente con sólo 34 años dio al mundo un legado histórico propio de un
grande como él. Vivió una vida bohemia y sólo la abandonó un 22 de diciembre de
1870, coincidiendo precisamente con un eclipse de sol. La luz le abandonó.
Tu
pupila es azul, cuando rÃes
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja
Tu
pupila es azul y cuando lloras
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocÃo
sobre una violeta
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocÃo
sobre una violeta
Pero no todo fueron penumbras en su vida.
versos como el anterior, enmarcados dentro de la Rima XIII de su poemario
siempre mostraron trazos de optimismo, de cantos a la vida y de guiños al amor
más dulce y adolescente.
Sentir hermano al de Pablo Neruda:
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la querÃa.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
OÃr la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocÃo.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oÃdo.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la querÃa.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
OÃr la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocÃo.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oÃdo.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
Estas palabras, estos sentimientos y estos
versos fueron los últimos que le escribió, pero gracias a dios no los últimos
que creó. Pablo Neruda, poeta chileno y padre de algunas de las obras
más memorables de la historia de la poesÃa está a dÃa de hoy considerado como
uno de los artistas más influyentes y el poeta occidental de referencia del
siglo XX. No en vano le fue concedido el premio nobel de literatura en 1971.
He
dormido contigo
toda la noche mientras
la oscura tierra gira
con vivos y con muertos,
y al despertar de pronto
en medio de la sombra
mi brazo rodeaba tu cintura.
Ni la noche, ni el sueño
pudieron separarnos.
toda la noche mientras
la oscura tierra gira
con vivos y con muertos,
y al despertar de pronto
en medio de la sombra
mi brazo rodeaba tu cintura.
Ni la noche, ni el sueño
pudieron separarnos.
Él mismo dejó por escrito en estas palabras en
un verso sobre la belleza de compartir la vida, el lecho y el amanecer con un
ser querido en La noche en la isla, uno de los versos más famosos y
apreciados del maestro, publicado en 1952 dentro de la colección “Los versos
del Capitán”. Una referencia sencilla y contundente de su poemario.
Volviendo a cruzar el océano nos encontramos
con otro de los autores más representativos de la literatura poética hispana,
otro de los más grandes y recordados: José de Espronceda, quien tuvo la
maldicha de verse sólo en la vida aún siendo joven, en 1838, momento en el que
su amada Teresa falleció y relató a corazón abierto su sentir con “Canto a
Teresa” poco después:
Y
suspira tu nombre el labio mÃo;
para allà su carrera el pensamiento,
hiela mi corazón punzante frÃo,
ante mis ojos la funesta losa
donde, vil polvo, tu beldad reposa.
para allà su carrera el pensamiento,
hiela mi corazón punzante frÃo,
ante mis ojos la funesta losa
donde, vil polvo, tu beldad reposa.
Siguiendo a este lado de la orilla nos
encontramos a otro de los grandes autores de renombre y legado como fue Rafael
Alberti, poeta y dramaturgo español ganador del Premio Nacional de
Literatura en 1925 y del Premio Cervantes en 1983. Fallecido apenas hace 16
años en su querido Cádiz habiendo sido el último superviviente de la generación
del 27 junto con otras mentes brillantes como Pedro Salinas o GarcÃa Lorca.
Rafael nos dejó joyas del tiempo como la siguiente:
Oh
tú, mi amor, el esmerado estilo
de tu gran hermosura que en sigilo
casi muriendo alabo a toda hora.
Oh tú, mi amor, yo canto la armonÃa
de tus perfectos senos la alegrÃa
al ver que se me abren cada aurora
de tu gran hermosura que en sigilo
casi muriendo alabo a toda hora.
Oh tú, mi amor, yo canto la armonÃa
de tus perfectos senos la alegrÃa
al ver que se me abren cada aurora
Un canto a la vida y el amor que el maestro de
Puerto de Santa MarÃa dejó plasmado en ¡Oh tú, mi amor!
Volviendo a cruzar el charco que nos separa del resto de la hispanidad nos encontramos a otros iconos de la poesÃa hispana como Mario Benedetti. ProlÃfico escritor y poeta uruguayo perteneciente a la generación del 45 y autor de varias obras maestras como La Tregua y Corazón coraza. Se caracterizó por el uso de un lenguaje sencillo, una manera práctica de que sus obras pudieran ser interpretadas y seguidas por todo tipo de público.
Entre su legado nos encontramos obras
populares y directas como la siguiente, un poema denominado “Amor de tarde”
que forma parte del recopilatorio “Poemas de la oficina” (1956).
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago asà con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oÃdo que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
PodrÃas acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedarÃamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago asà con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oÃdo que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
PodrÃas acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedarÃamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.
Recordamos cómo los principios de este también
prolÃfico autor uruguayo estuvieron enmarcados dentro de un ambiente
burocrático, entorno en el que pasó muchos años trabajando hasta acabar
saltando al estrellato con esta obra que marco un antes y un después. Era su
octavo poemario y para aquel entonces tenÃa ya 36 años. Esta situación perfiló
el estilo narrativo caracterÃstico de este autor, huyendo, como comentaba más
arriba, de los tecnicismo y modismos a la hora de plasmar sobre el papel su
sentir. Aparentemente manejaba un lenguaje trivial en el que el dÃa a dÃa lo
empapaba todo, pero nada más lejos de la realidad, sus poemas, versos y sonetos
tenÃan un fuerte trasfondo social y romántico que hizo que finalmente acabará
triunfando.
En “Poemas de la oficina” Benedetti muestra la
fantasÃa en la que derivaban esas largas horas de gris atuendo en las oficinas,
donde el reloj de pared presidia la sala y el ambiente, cayendo en la gris
rutina que sólo la pluma podÃa colorear.
Otra de las obras maestras de este autor fue “Corazón
coraza”, verso que vino varios años más tarde en la colección “Noción de
Patria” (1963), donde con un cierto toque de humor trata de manera épica el
transcurrir de la cotidianidad en el amor, donde destaca la pertenencia y la
esperanza:
Porque
te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mÃ
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mÃ
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque
eres mÃa
porque no eres mÃa
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque no eres mÃa
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque
tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frÃo
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frÃo
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.