No entiendo bien tus sermones,
¿tan tranquila esta tu vida,
que usas ciertas ocasiones,
para opinar de otras vidas?
Espera, no te aconsejo,
solo escribo lo que pienso,
que me leas lo veo lejos,
quizás no sea nuestro tiempo.
Solo quiero estar tranquilo,
tus consejos no me sirven,
cuando vienen desde lejos,
inflando tu ego invencible.
Espero si es que me hablas,
lo hagas siempre por mi bien,
y no para demostrarte,
cuanto es que crees saber.
Los sabios no saben nada,
eso lo saben los sabios,
no sirve mostrarse sabio,
no sirve mostrar la hilacha.
Y si insistes en decirme,
como debo yo vivir,
ahórrate las palabras,
me ocupo de mi existir.